Jorge Luis Borges dedico gran parte de su vida al ejercicio de las letras, como le gustaba decir, en parte porque sus padres lo habian impulsado de pequeño a eso. Si usaramos sus palabras hablariamos de destino, pero, en realidad, mas que destino existe una voluntad que forja un destino.
Pero Borges no fue solamente un extraordinario escritor y un lector casi unico, capaz de encontrar belleza en las anotaciones de los escasos carros que todavia circulaban por Buenos Aires en 1920 ("Seneca en las orillas") sino tambien un increible traductor.
¿Porque una de las personas mas inteligentes del mundo se dedica a la traduccion? ¿Porque "pierde el tiempo" haciendo famosos a otros cuando podria ocuparse de labrar su propia fama? ¿Que sentido tiene trabajar en traducciones que exigen mucho y siempre se pagan mal?
Para Borges, que escucho varias veces estas preguntas de la boca de sus entrevistados, ninguno de los puntos antes situados tenia valor porque desde que tradujo El principe feliz a los trece años, no hizo ningun trabajo sino por el placer que le daba que nuevos lectores leyeran lo que a él le gustaba.
De esa forma, a lo largo de mas de sesenta años se convirtio no solo en el difusor sino en el traductor de una buena parte de las obras esenciales de la literatura mundial, incluyendo un clasico de William Faulkner como Las Palmeras Salvajes al que, segun las malas lenguas, le agrego ese final "mujeres, dijo el penado alto", que no esta en el original.
En Words tambien nos dedicamos a realizar traducciones de textos en Madrid conscientes de la gran tradicion de la que somos parte y que incluye, apenas citando en castellano, a nombres insignes como el propio Borges; por ese motivo, intentando estar a su altura contamos con un grupo interdisciplinario de profesionales que manejan desde las lenguas mas conocidas (ingles, frances, aleman) a las menos recorridas.
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